Box: el sudor del atleta.


Un escritor argentino del siglo XX relacionó el boxeo de un púgil mexicano con la poesía de Mallarmé. Pasaron unos meses y el púgil mexicano disputó una pelea en Buenos Aires, el escritor, enamorado del estilismo, de la gracia y de la tranquilidad angustiante de aquel púgil mexicano le preguntó qué representaba en su vida el boxear, el boxeador mexicano responde: boxear es la vida misma. Tiempo más tarde un caricaturista argentino cuestiona el boxeo con una frase que deja en contrapunto a la existencia humana, aquel caricaturista les pregunta a los boxeadores, hey, por qué se pelean si no se conocen. Dos ideas del boxeo, el derrumbe de la derrota, de lo físico a lo natural que deja el peso de la existencia; la gloria, el alza de los sentidos, de los puños en el suelo a los puños en alto, la vida que da y que quita, para ellos, que vienen a luchar, un respeto. Suerte para ese joven que peleó sin conocer al otro.

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